| Razones que justifican una creciente demanda de casas prefabricadas
Por su precio, más barato que el de la construcción convencional.
Por sus buenas prestaciones ocupacionales, especialmente en lo relativo al aislamiento térmico y acústico, lo que se traduce en ahorro energético y en más confortabilidad.
Por la calidades de sus acabados, consecuencia directa del mejor control de calidad que es posible conseguir en una fabrica donde cada trabajo terminado es inmediatamente supervisado por el responsable de la sección, y también por la especialización de la mano de obra y por las mejores condiciones de trabajo que ofrecen las instalaciones de una fabrica en comparación con las de una obra tradicional.
Porque desde el momento en que se elige un modelo de casa fabricada y todos sus detalles, se sabe con exactitud el precio final de la casa y la fecha de entrega, sin margen alguno a variaciones de precio ni a demoras de terminación.
Por el poco tiempo que se tarda en fabricar una vivienda. Esto es debido a que en la fabricación de una casa es posible simultanear los trabajos de producción de los distintos elementos que la componen (suelos, paredes, cerramientos, cubiertas, redes de saneamiento, etc), mientras que en la construcción tradicional, el proceso ha de ser necesariamente secuencial (no se puede hacer la estructura hasta que no está hecha la cimentación, etc.) y además, la construcción con cemento requiere las esperas necesarias de su fraguado. Este ahorro de tiempo significa para el comprador ahorro de alquileres y/o más tiempo de posesión y disfrute de la vivienda.
Por su contribución al medio ambiente, tanto por el ahorro energético que se consigue en el uso diario de una casa fabricada, como durante su proceso de fabricación. A ello hay que añadir el estímulo que representa el mayor uso de la madera para el crecimiento de las masas forestales que son en definitiva los grandes sumideros de los gases que producen el efecto invernadero, sobre todo el CO2.
Porque la madera es un material renovable, su crecimiento depende de una fuente inagotable, el sol, mientras que la producción del cemento, el acero, el aluminio, etc., consume grandes cantidades de energías fósiles, y por tanto finitas, tales como el petróleo.
Por su mejor relación entre la superficie útil y la construida. Esto es debido al menor espesor que tienen los muros perimetrales de las casas fabricadas, al no necesitar cámaras de aire, respecto a los de las casas tradicionales que sí las necesitan, lo que representa un mejor aprovechamiento de la superficie útil de alrededor del 6 por cien.
Porque el ideal de una vivienda unifamiliar es que su tamaño y ubicación se corresponda en cada momento con las necesidades familiares de cada época, lo mismo que ocurre con el coche. Una vivienda fabricada es fácil sustituirla por otra de mayor o menor tamaño sin necesidad de cambiar de domicilio, según sean las necesidades y siempre que el tamaño de la parcela lo permita. Esto que hasta ahora parecía impensable es normal en Canadá, Estados Unidos, etc. Todos sabemos que las necesidades de superficie de las viviendas son equidistantes en razón de la edad. La misma necesidad de espacio tiene una pareja de personas mayores que ya han abandonado sus hijos la casa familiar, que una pareja de jóvenes que empiezan a vivir independientes de sus padres. Las necesidades de espacio van aumentando con la edad hasta alcanzar un punto máximo a partir del cual empiezan a decrecer a medida que van abandonando la casa los hijos.
Ahorro al usar energías alternativas
La demanda energética de una vivienda con aislamiento medio y en un clima continental es aproximadamente: 90 vatios/m2 para calefacción, 60 vatios/m2 para frío y 15 vatios/persona/hora, para agua caliente. La proporción media de demanda energética anual de estos tres conceptos sería 10 : 5 : 1
Al pensar en energías alternativas casi siempre recordamos la solar, en sus dos formas: térmica y fotovoltaica y la eólica para producción eléctrica. Hay muchas otras formas de obtener energía: biomasa, mareas, hidrogeno, combinadas, etc. Pero las más usuales son la solar y la eólica.
Salvando lo rentable que pueda ser la producción eléctrica por estos medios (la legislación permite su incorporación a la red a un precio 6 veces superior al de la tarifa), a la vivienda solo le sirve la solar térmica. Pero ésta solo resuelve la décima parte de la demanda y aún así necesita apoyo eléctrico convencional. Cuando más falta hace la energía es en invierno y en invierno la radiación solar es escasa y de corta duración.
Las pruebas hechas en ABS y la casa piloto en funcionamiento han demostrado que energía geotérmica es la mas eficiente y constante. La temperatura bajo la tierra siempre está entre 15 y 19 ºC. Llevar esta temperatura a una bomba de calor especifica, que produzca el salto térmico medio de 3ºC y convertirla en 20ºC es, por razonamiento lógico, la forma más barata de climatizar una vivienda. Si añadimos que el calentamiento del agua sanitaria en el proceso de la bomba de calor es casi gratis, tenemos resuelto, con un consumo unas 4 veces inferior al convencional, la demanda energética de nuestra vivienda.
Resumen
Recordando los cuatro pilares del ahorro, tenemos que el primero (el uso de la madera como material de construcción) y el segundo (el proceso de construcción industrial) producen un beneficio social; el ahorro es para la colectividad. Y el tercero (el buen aislamiento) y el cuarto (el uso de energías alternativas) producen un ahorro directo e individual. Pero la aplicación de uno solo de ellos sería suficiente para cumplir con el compromiso adquirido en Kyoto.
Los miembros de la Asociación de Fabricantes y Constructores de Casas de Madera hacemos las viviendas basándonos en estos dos, tres o cuatro pilares del ahorro de energía. Afortunadamente, el creciente conocimiento y reconocimiento de las casas de madera esta colaborando a conseguir el doble sueño de contaminar menos y gastar menos divisas al comprar petróleo.
También sabemos que este sueño debe hacerse realidad a un coste que compense. Cuando la amortización del ahorro pasa de 4 años, es muy difícil animar al gasto. Lo sostenible empieza por nuestro propio presupuesto. Desde el principio, en ABS estamos construyendo viviendas que se basan en estos cuatro pilares, a un coste asumible. La demanda de energía de nuestras viviendas, colectiva e individualmente, es la menor posible, sumando a la limpieza del aire, el ahorro del usuario en la adquisición y mantenimiento de la vivienda. | | |
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